Las ventajas del seguimiento del proceso de transformación de las tablas en semielaborados o productos terminados
Realizar productos terminados en material pétreo partiendo de las tablas es un proceso complejo que se desarrolla en numerosas fases.
Las variables e informaciones que deben tenerse bajo control son muchas y no siempre es fácil hacerlo: en ausencia de un sistema de seguimiento, todo depende en buena medida de la experiencia de las personas implicadas.
Estos son los argumentos abordados:
Implementar el seguimiento del proceso de trabajo comporta considerables beneficios. Fundamentalmente permite acelerar la difusión de las informaciones.
Ello comporta:
El seguimiento afecta a todo el proceso productivo y puede aplicarse a cualquier fase de producción, en función del grado de automatización que se quiera obtener.
Puede empezar con la adquisición de los pedidos del cliente, pasando luego a la selección de los bloques que se han de cortar o, en el caso de comprar ya semielaborados, de las tablas más adecuadas del almacén para los sucesivos mecanizados que deben realizarse.
También es importante en la certificación de calidad del producto terminado ya que permite declarar el origen, los mecanizados y los tratamientos aplicados.
Además, se puede usar en la puesta en obra del producto al objeto de respetar la realización proyectual originaria, la gestión de las vetas o la sustitución rápida de posibles piezas dañadas en las operaciones.
En la base del seguimiento de cualquier proceso productivo hay una codificación de la información. La versión de codificación más difundida es la de los códigos de barras.
El código de barras, definido como «una forma de información legible por la máquina sobre una superficie visible escaneable», es un conjunto de líneas de anchura y altura variables y una secuencia de letras y números. Mediante un escáner de códigos de barras se escanea la secuencia que luego se procesa y restablece a su versión informática.
Históricamente los códigos de barras nacen el 7 de octubre de 1948 de una idea de Norman Joseph Woodland y Bernard Silver, estudiantes de ingeniería de la universidad Drexel (Filadelfia, EE.UU.), después de oír las demandas de automatizar las operaciones de caja del presidente de una empresa del sector alimentario.
Después de numerosos intentos y evoluciones, Woodland desarrolla en IBM los códigos de barras lineales, adoptados el 3 de abril de 1973 con la sigla «UPC» («Universal Product Code», código universal de productos).
El 26 de junio de 1974 en un supermercado de Troy, Ohio, se vendió por primera vez un producto (un paquete de chicles) utilizando un lector de códigos de barras. Aquel paquete de chicles está ahora expuesto en el Museo Nacional Smithsonian de Historia de América.
Los códigos de barras son pues un instrumento que sintetiza numerosas informaciones como el origen de un producto, sus características, los mecanizados que ha recibido y los destinos a los que se orienta.
Breton ofrece una serie completa de instrumentos y plataformas para realizar el seguimiento efectivo y completo para transformar cualquier taller, sea grande o pequeño, en una fábrica inteligente.
Para poder activar el seguimiento del propio proceso productivo de tratamiento y acabado de las tablas, es necesario dotarse de una serie de instrumentos tecnológicos como:
Discover more?
Rellena el siguiente formulario para recibir información sobre los productos Breton.
Una vez firmado el formulario, comprueba tu buzón de correo electrónico: te enviaremos un correo de validación; haz clic en el enlace para validar tu solicitud.